martes, 11 de agosto de 2009

Progreso - Cheryn Salazar

Desde la edad de 12, en 1972, me he jalado mis pestañas y mis cejas. Me sentía muy sola y continuamente atormentada. Lloraba mucho cada noche, sola, asustada y llena de odio conmigo misma. Siento el dolor hoy cuando recuerdo esos sentimientos como si los tuviera en este momento. Aún lucho hoy en día con mi jalada de pestañas y cejas, pero el odio y la tortura se han desaparecido. Las capas del dolor están siendo removidas una por una, y más me está siendo relevado constantemente. Hoy me amo a mí misma. Tengo mucha paciencia en cuanto a mi recuperación. Todavía me frustro si he jalado pero hoy me doy cuenta que estoy en un proceso, y que cuando caigo en mi hábito, tengo una nueva oportunidad de aprender un poco más de quién soy y por qué es que jalo.

Alguna de las "ayudas" que recibo camino a la recuperación es el grupo de apoyo al que asisto. Saber que no estoy sola es un alivio muy grande. He estado asistiendo durante más de un año y he crecido en muchas dimensiones diferentes. Creo que cuando comencé con las reuniones de tricotilomanía es cuando comencé a curarme espiritualmente. Antes de eso comencé a trabajar en aceptarme incondicionalmente, pero estar rodeado por jaladores como yo e identifica mi experiencia de vida en cuanto a jalar el cabello con sus propias historias permitió a mi alma "saber" realmente que no era rara, extraña y tantas otras etiquetas que yo sentía y que me decían conocidos ignorantes. Todavía me sorprendo escuchar las historias que otros jaladores dicen en las reuniones. Todos ellos han sentido mi dolor, y muchos han experimentado las mismas incomodidades, por ejemplo, miedo de que mi maquillaje se caiga si nado, lloro, transpiro, me tallo los ojos, me lavo el cabello y muchas otras cosas.

He pasado muchas horas jalando; mcuho tiempo sintiéndome aislado como si fuera un fenónemno; mucho tiempoo en pánico, con miedo que alguien vaya a darse cuenta de mi "anormalidad". Hoy tengo una confianza en la cual no siento que sea extraña. No me importa si la gente nota que no tengo pestañas. De hecho, síme importa pero no baso lo que valgo en si tengo pestañas o cejas, entonces si alguien lo nota no me siento avergonzada. Me imagino el día en el que pueda salir sin maquillaje, nunca teniendo que revisar mi maquillaje y creo con todo mi corazón que será en un futuro próximo. Me estoy dando cuenta que mientras vaya a las reuniones voy a aprender más de mí y de la aflicción. Hay algo tan espiritual que pasa dentro de mí. Veo el fruto del grupo de apoyo en mi vida el día de hoy. Veo los milagros ocurriendo también a los otros en mi grupo.

Cheryn Salazar

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